jueves, 15 de mayo de 2008

Juaquin Basquet




Joaquin Orellana y el Basquet






Tiempos lejanos



Piso de Ladrillo

Mi linda calle de tierra
La callecita de mi barrio,
Su número inolvidable,
Fue mi cuna predilecta,

Recuerdos de mi infancia,
De mis primeros pasos.
Pisos de ladrillo regados,
Donde transcurrió mi vida.

Casas pequeñas, humildes,
Gente, nobles y sinceras
Sin tapujos ni mentiras
Su palabra era documento

Mis amigos de entonces,
Se fueron y no volvieron.
Mi vieja, mi casa, el cole,
Cosas que nunca olvidare.

Aquella chiquilla preciosa
De ojos negros y vivaces,
De trenzas largas y rulos.
Llenó mi pequeña vida.

Que como desperdicio,
La vida llevo, no se donde,
Destellos de vida insipiente.
Auroras regadas de llanto

Cuantas noches, tendido
En la catrera pensando
Como iba a ser después,
Añoranzas del pasado.

Los años han pasado, y la
Vida me ha dejado heridas,
Que llevo en mi existencia.
Cuanto daría por tener तोड़ो

De nuevo otra vez volver।
Y otra vez edificar castillos,
Con verdadera sensación.
Sin temor a equivocación,
Con mi vieja y mis amigos.

Miércoles, 07 de mayo de २००८
Francisco


Mi Luz

Ella, fue la luz,
Que ilumino mi vida.
Con su sonrisa,
Y el canto de su voz.

Romance de sueños,
Que alejaron mi tristeza,
Dándole paz a mi soledad
Ella alegro mi vida.

Hoy recuerdo con nostalgias,
Las horas pasadas a su lado.
El nudo en la garganta,
No deja correr el llanto.

Al sentirme solo,
Lleno de recuerdos,
Ella esta allí, callada,
Absorbiendo mí ser.

Siento que la vida se va,
No puedo el camino torcer.
Este amargo sufrimiento
Quema el alma, agita el dolor.

No se, ni conozco el rumbo,
Que han de seguir mis sueños.
Todas las protestas son vanas,
Le pido por favor que venga,
Aunque más no sea a llevarme.

Puede que así este con ella,
Para siempre en la eternidad.

14 de mayo de 2008
Francisco H.

El Cántaro de la Vida

En un rincón sagrado del corazón,
Están, guardadas como sagradas,
Mis propias reliquias heredadas.
Única verdad, penetrada en mí.

Llenan el propio cántaro viviente,
Verdades angustias y sinsabores.
Elocuente verdad, profesa en mí,
En el camino lo demás derramaré.

No mi culpa traer de nacimiento,
Esta tremenda carga acumulada.
Como un castigo y no sé porque,
Nacer, pobre y nada a quien pedir.

Pudiere que mi verba fuere aguda,
Es la simpleza en mí, la expresión.
No busco palabras destacadas,
Por miedo de profanar el sentido.

Como saber, cual el camino a seguir,
No existen carteles, ni letras de guías.
Solo el ojo, el agudo oído y el instinto,
Puede llevarme al lugar que busco.

Puedo sentarme, escuchar el viento,
Mirar tranquilamente las estrellas o
Escudriñar el inmenso oleaje del mar,
Allí estaré durante un milenio tal vez.

Pero entonces mi pregunta trunca será,
Que de mi llegada, como el mensajero,
Fueron cambiados los propósitos al venir.
O todo al final una farsa, inútil de creer.

De cualquier forma luchare hasta el final,
La meta, conseguir la propia libertad.

Mayo de 2008
Francisco Héctor Figueroa.

continua : http://leemesoytulibroblogspot.com/

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